Autores: Marcos López

En la vasta paleta del arte visual argentino, Marcos López emerge como un creador singular, un fotógrafo que ha tejido su narrativa visual con hilos de humor y una aguda observación de la realidad. Desde sus primeros pasos en la fotografía en la década de 1980 hasta convertirse en una figura clave en el panorama artístico actual, López ha dejado una huella imborrable en el mundo de la imagen fija.

Su travesía artística comenzó en 1978, cuando aún estudiaba ingeniería en la Universidad Tecnológica Nacional en Santa Fe. Sin embargo, fue en 1982 cuando abandonó los caminos de la ingeniería para entregarse por completo al mundo de la fotografía. Este cambio de rumbo marcó el inicio de una odisea artística que ha dejado un legado duradero.

Comienzos

En sus primeros años como fotógrafo, López colaboró con el historiador Luis Priamo en el rescate y preservación de placas de vidrio de fotografías antiguas en Santa Fe. Su conexión con la historia y su compromiso con el arte lo llevaron a recibir una beca de perfeccionamiento del Fondo Nacional de las Artes, lo que lo llevó a Buenos Aires, donde se sumergió en talleres con reconocidos fotógrafos argentinos y extranjeros.

Uno de los hitos más destacados de su carrera temprana fue su ensayo documental en el Hospital Neuropsiquiátrico José T. Borda. En este contexto, López no solo capturó imágenes impactantes, sino que también participó en un taller psicoterapéutico de un año con los pacientes, fusionando su arte con la experiencia humana.

«Sin duda el mayor cambio de la fotografía fue pasar de lo analógico a lo digital. Yo cuando empecé a hacer fotos, metía las manos en el revelador, en la magia del cuarto oscuro. Uno  se encerraba y había que tener también oficio artesanal para hacer las fotos. Ahora yo voy a un lugar con mi teléfono y mi acción es la misma (aún siendo profesional de 30 años) a cualquier persona que esté en la misma fiesta. La calidad técnica con el automático del teléfono es igual y el vértigo de la era digital (de tomar una foto e inmediatamente subirla a Internet), la facilidad técnica y la democratización del aparato es de un impacto tal que nosotros mismos (los fotógrafos profesionales) todavía no logramos evaluar el cambio.»

En 1984, López fue parte fundamental en la creación del grupo Núcleo de Autores Fotográficos, un espacio de discusión y crítica que impulsó la fotografía como medio de expresión en Argentina.

A lo largo de tres años, el grupo generó exposiciones y colaboraciones con artistas plásticos, creando proyectos colectivos que marcarían su impacto en la escena cultural.

El viaje internacional de López incluyó una estancia en Cuba, donde participó en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Esta experiencia lo llevó a realizar documentales y a ser invitado por Gabriel García Márquez para un taller de guión para televisión.

«Con mis fotos trato de darle aire a esa idea trágica de la vida»

A lo largo de su carrera, López ha publicado varios libros, siendo «Retratos» (1993) su primera obra. A partir de ahí, exploró el color y desarrolló la serie «Pop Latino». Su visión única y su capacidad para descubrir lo oculto en viejas fotografías ajenas lo consolidaron como un referente en el arte visual.

Su trabajo es una mezcla de homenaje y de guiño humorístico sobre las expresiones de la cultura popular. Algunas de sus más significativas pasiones son el deporte, las vacaciones o la comida. Está obsesionado con el retrato e influenciado por la publicidad de los años 50 y el collage. Marcos López elabora escenarios ficticios, provocadores y bizarros para ejercer una crítica reflexiva.

«El Pop Latino es una especie de caricatura, de ironía que me permite construir una realidad para transitar el cotidiano»

Marcos López no solo es reconocido en Argentina, sino que sus obras forman parte de colecciones en el Museo Nacional de Arte Reina Sofía de España, la Daros Latinamerica Collection de Suiza y la Tate Modern Gallery de Londres.

Humor

Su aguda mirada a la realidad y su habilidad para descubrir lo escondido lo han convertido en un faro para los fotógrafos contemporáneos que buscan trascender los límites de lo visible. Como él mismo dice: «Siempre trabajé con humor porque la realidad existencial me resulta tan agobiante que sin un poco de humor es más difícil transitar la vida. Los monstruos son mis fantasmas, los demonios que me persiguen en mis pesadillas».

En el universo de Marcos López, la realidad se viste de humor y la fotografía se convierte en un viaje surrealista a través del objetivo.

Actualmente no se dedica a la fotografía, sino que interviene aquellas antiguas que encuentra en mercados.

«…me cansé de fotografiar. Siento que fotografié mucho y con mucha profundidad y que los temas que me interesan ya los transité, y entonces me tomo un descanso. Además, me estoy dedicando a la pintura.»

 

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