¿Quién no siente curiosidad por la vida de los otros? Poder espiar lo que hacen y como un fotógrafo invisible poder plasmar esas situaciones en imágenes?
Con 40 años de experiencia y trabajando de lleno en este medio, Alberto Natan nos comparte un trabajo muy interesante que mezcla una mirada vouyerista con el arte fotográfico.
«Cuando tenía 10 años mis padres me regalaron un telescopio, realmente me interesaba la astronomía, miraba las estrellas, buscaba planetas y tenía debilidad por la luna. Pero cuando ellos se dormían, yo bajaba el telescopio y comenzaba a espiar a todo el barrio desde el 5to piso. Esto me generaba mucha adrenalina, excitación, mirar a los departamentos de alrededor, sus horarios, costumbres y ocupantes…»
En su adolescencia cuando vio a un primo que había revelado unas fotos y copiado él mismo, quedó muy impactado. Entonces realizó su primer curso de fotografía, 3 meses de técnica y revelado. Con eso y después de un tiempo de prácticas en el Foto Club, armó un laboratorio en el cuartito del fondo de la casa de sus padres. El lugar le servía para satisfacer su vocación y para llevar a sus novias a un lugar seguro que nadie podía entrar.
Natan generalmente trabaja por series, «Mis vecinos» de alguna manera plasma esa mirada voyeur, anti-selfie, esa mirada que uno no puede hacer de si mismo, la anti-pose, y al mismo tiempo lo conecta con ellos, que desconocen su existencia, y de esa manera él existe.
«A mis 16 años arranqué y hoy hace 40 años que estoy en este medio, viviendo de la fotografía y observando la gran revolución que se gesta día a día, los engaños, las galerías, los observadores, los curadores, los críticos, los alumnos… Muchos años dedicado a la enseñanza, muchos al copiado Blanco y Negro, siempre fotografiando mis emociones, donde sea que esté. La fotografía me permitió viajar 8 veces a Europa, a diferentes provincias, conocer culturas y distintos personajes, pero siempre busque mis fantasías, mis adentros, mis miedos.»
«La fotografía es un arte complejo, con muchas herramientas entre el sentir y la obra terminada, es un arte de procesos, de tiempo, de pasado, de muerte, de recuerdos.»
Su amplia experiencia le permite usar tanto una cámara estenopeica como una cámara de placa o digital, puede adaptarse al momento y lo que tenga a mano.
Laboralmente Alberto trabaja con digital y no tiene ningún problema en manejar y enseñar Photoshop ya la alquimia se transformó, metiéndose en su cuarto oscuro ahora desde la computadora. Mira por el agujerito de su cámara como hace 40 años, casi con la misma pasión y adolescencia.
Estás invitado a dejar tus comentarios y si queres seguir viendo su trabajo podes visitar www.albertonatan.com
Alberto Natan
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