La Película «The Witch» del director y guionista Robert Eggers de 2015 nos brinda una historia simple que se transforma en una experiencia imborrable.
La historia nos sumerge en el ambiente de Nueva Inglaterra de 1630 donde una familia puritana es marginada por su iglesia y se marcha a vivir al bosque. Lentamente cosas muy extrañas comienzan a suceder los animales se vuelven malos, los cultivos no progresan y un hijo desaparece mientras otro aparentemente es poseído por un espíritu maligno. Los hechos van llevando a la perdida de la fe, resquebrajando la unión familiar.
Muchos pueden sentirse defraudados si van a buscar una típica película de terror. Este es un cuento lento e inquietante, basado en clásicos antiguos que busca tocar nuestras fibras más profundas.
“Hay muchos sustos en la película. Los sustos son necesarios en una película de terror, pero no plantean cosas terribles. El lado oscuro del ser humano siempre se codea con el lado más luminoso, y debemos examinarlo para entender mejor quiénes somos. Las historias de terror que nos tocan más profundamente son aquellas que nos enfrentan a las sombras de nuestra sociedad y también a nuestras sombras individuales”.
Robert Eggers
El director se inspiró en las ilustraciones de dibujantes como Harry Clarke y Arthur Rackham en cuentos clásicos que de niño solía leer. Además de la acertada ambientación y vestuario de la época, se sirve de actuaciones muy sólidas, un impactante sonido y por supuesto de una excelente iluminación.
Criaturas leyendo. Ilustración de Harry Clarke. Del Fausto por Johann Wolfgang von Goethe.
La iluminación
El director de fotografía Jarin Blaschke ya había trabajado con el director y ahora lo hace en «La Bruja». Debieron plantear una imagen que transmita los colores, matices y luz de Nueva Inglaterra.
“Nuestra idea era que la cámara llevara al espectador hacia el horror”, explica. “Contamos con la imaginación del público para completar las imágenes y así, en cierto modo, la experiencia se hace más personal”.
Ambos se instalaron en Plimoth Plantation, un museo de historia viviente donde se recrea un asentamiento original del sigle XVII.
Plimoth Plantation es un museo de historia viviente en Plymouth, Massachusetts , EE. UU.
En el lugar se dedicaron a medir la luz en una típica casa rural de la época. Cuando solo se disponía de luz natural durante el día, una vez que se ponía el sol, la iluminación con alguna que otra vela y de las llamas de la chimenea. La iluminación de la película es totalmente fiel a la época.
El director de fotografía intentó filmar la mayoría de los exteriores con poca luz. «Si hubiéramos rodado a pleno sol, habríamos destruido el ambiente”, explica. “Por mucho que se corrijan los colores en la postproducción es imposible imitar un auténtico tiempo plomizo. Si llegamos a falsearlo, habríamos socavado la autenticidad que buscamos desde un principio».
En exteriores debían aprovechar para filmar con nubes, y Jarin Blaschke añade: «En el 90 % de casos que sale el sol, está justificado porque sirve para apoyar lo que se cuenta. Por ejemplo, cuando Thomasin y Caleb cazan en el bosque y tienen suerte. De golpe, todo se estropea y vuelven las nubes».
La iluminación nocturna en interiores está hecha con velas y la chimenea “La luz parpadea, se mueve y casi desaparece, como habría ocurrido entonces”.
Para la iluminación diurna en interiores se modificaron los tamaños de las ventanas para que pudiera ingresar más luz.
Detalles
Solo se usó maquillaje para imitar la suciedad, los fluidos corporales y los estragos del agotamiento físico.
“Todo lo que aparece en la película se construyó con los materiales y las técnicas disponibles para una familia puritana, desde los listones de roble cortados a mano, hasta los tejados de madera con paja encima. Usaron técnicas y herramientas de la época siempre que fue posible para que el mundo en el que transcurría la historia resultara más creíble y auténtico”.
Robert Eggers
Anya Taylor-Joy la protagonista, vivió su infancia en Argentina.
Como extra… los sonidos: