Andreas Gursky es un fotógrafo alemán conocido fundamentalmente por sus trabajos en gran formato y que trabaja con imágenes en color procesadas digitalmente. Es uno de los fotógrafos más exitosos de la fotografía contemporánea.
Nació el 15 de enero de 1955 en Leipzig una familia de fotógrafos. Su padre Willy Gursky había dirigido su propio estudio en Leipzig desde 1949, hasta que en 1950 se mudó con su familia desde la República Democrática Alemana hasta la ciudad de Düsseldorf. Junto con su abuelo Hans (1890–1960) habían sido fotógrafos publicitarios.
“Como artistas, es nuestra labor liberar a las imágenes de los estándares estéticos existentes, conocidos o adquiridos”
De 1978 a 1981 Andreas Gursky estudió en la Comunicación Visual en la universidad de Duisburg-Essen con Otto Steinert y Michael Schmidt. Al mismo tiempo cursaba estudios en la Academia de Arte de Düsseldorf donde estudió con Bernd Becher y se licenció en el año 1987.
Junto a los fotógrafos Axel Hütte, Jörg Sasse, Thomas Struth, Candida Höfer y Thomas Ruff pertenece al grupo de la Escuela de Becher («Becher-Schüler»), conocidos como la Escuela de Fotografía de Düsseldorf.
Ha alterado el concepto de la fotografía a través de monumentales paisajes que resueltos en una asombrosa infinidad de detalles se erigen como metáforas de la vida contemporánea.
Tiene una trayectoria de más de cuatro décadas, este cotizado artista bate récords en las subastas. En 2007, 99 Cent II Dyptich se convirtió en la fotografía más cara de la historia cuando alcanzó los 2,3 millones de euros por su venta en Sotheby´s, récord superado por los 3,7 millones de euros que alcanzó la venta de Rhein II en 2011.
Su mirada, nuestra mirada
Gursky nos sumerge en «un mundo sin jerarquía, en donde todos los elementos pictóricos tienen la misma importancia», tal y como aclara él mismo. Así, consigue situar en nuestro campo de visión temas cuya complejidad y magnitud no podríamos abarcar de otra forma. Calificado como un astuto cronista del capitalismo global ha viajado por todo el mundo documentando aquellos lugares que definen nuestra era. Sin embargo, la desapasionada y distanciada mirada del autor permite que sea el espectador quien saque sus propias conclusiones.