En ocasiones es probable que por la inmediatez de la situación no dispongamos de un trípode para estabilizar nuestra cámara. Veamos qué cosas podemos hacer.
Hay situaciones donde un fotógrafo tiene el tiempo suficiente para disponer de todo su equipamiento. Por ejemplo en fotos con obturaciones lentas o con el uso de teleobjetivos, ayudarnos de un trípode va a permitir hacer que las fotos no salgan movidas. ¿Pero que pasa si no disponemos de un trípode o no tenemos el tiempo suficiente para armarlo?
Veamos algunas soluciones que podemos aplicar para disminuir el efecto el movimiento en nuestras fotos.
Obturaciones rápidas
En primera medida, evidentemente hacer tomas con tiempos de obturación más cortos nos brindará imágenes con menor movimiento. Para ello deberemos aumentar la velocidad de obturación y para ello quizás debamos abrir más nuestro diafragma o aumentar la sensibilidad (ver ley de reciprocidad).
Apoyar la cámara
En primera medida vamos a intentar servirnos de algún elemento que no dé estabilidad fuera de nuestro cuerpo. Podemos apoyar nuestra cámara tratando de no rayarla, en algún elemento firme como un muro, piedra, tronco, montículo de tierra, etc… Podemos servirnos también de la mochila para brindar una superficie de apoyo más mullida. Debemos permitir la rotación del enfoque del objetivo, tratando de no apoyar el mismo previamente a hacer foco.
Otra buena idea es usar una bolsa con arena o semillas, que va a permitir que la misma se adapte a la forma tanto de la superficie como de la cámara.
Apoyar nuestro cuerpo
También podemos apoyar nuestro cuerpo sobre alguna columna, pared, etc… lo que reducirá nuestro movimiento y por ende el de la cámara. Nuestra postura debe tratar de aproximar nuestra cámara a la parte estable lo más posible. La idea es apoyar la cámara en la pared pero con nuestro cuerpo en medio, formando un enlace compacto.
Desde el piso
Si nuestra foto puede ser realizada al ras del suelo, lo mejor es tirarnos cuerpo a tierra, ya sea apoyando la cámara en el piso o sosteniéndola con ambos brazos, formando un trípode con nuestros brazos y torso.
Otra pose es de rodillas, con una pierna en el piso y la otra flexionada que nos servirá de apoyo para nuestro codo.
Sujetar bien la cámara
Para estabilizar la toma la mejor forma de sujetar la cámara es sujetar la cámara con una mano y pegarla al rostro, manteniendo este brazo apoyado al cuerpo. Con la otra mano vamos a sujetar el extremo más lejano del lente y formaremos una «V» apoyando el brazo en nuestra panza. De esta forma nuestros brazos estarán apoyados en nuestro cuerpo que será más estable que nuestros músculos, especialmente luego de un tiempo de actividad.
La forma de pararnos es importante cuando necesitamos estabilidad, lo mejor será poner un pie adelante y otro detrás, ligeramente separados para reducir el balanceo.
Estabilizadores electrónicos
La mayoría de los lentes de calidad de distancias focales largas poseen algún sistema de estabilización que nos ayudan a que nuestras fotos sean más estables. Estos sistemas mueven elementos dentro del objetivo en tiempo real para lograr contrarrestar las vibraciones del fotógrafo. Estos sistemas suele tener una palanca de encendido en el mismo lente con la sigla «VR». Estos sistemas consumen batería pero muy poco como para preocuparse. Igualmente en ocasiones donde contemos con un trípode es mejor desactivarlo ya que puede producir efectos contrarios.
El momento de la toma
Al momento de disparar, debemos inhalar y mantener la respiración para que no se produzcan movimientos. También presionar el obturador levemente para no transmitir vibraciones.