Los autorretratos inquietantes y con un aire melancólico de la joven Francesca Woodman siguen influyendo a las nuevas generaciones luego de su temprano suicidio.
Francesca nació en 1958 en Denver, Colorado, en una familia de artistas. Camino del internado, a sus trece años, su padre George Woodman, pintor y fotógrafo, la regaló su primera cámara una Yashica. La misma que utilizó casi siempre a lo largo de su prodigiosa trayectoria. Su madre, Betty Woodman, es también artista: ceramista y escultora. Fue en este entorno familiar tan creativo donde se le inculcó el arte como una prioridad, algo serio en la vida, valorado como una religión.
Francesca vivió varios años en Roma, donde la familia alternaba sus vacaciones con visitas a Florencia donde poseían una casa. De ahí vienen las resonancias clásicas de su obra y la influencia del surrealismo, del que se empapó en sus frecuentes visitas a la Librería Maldoror, especializada en este movimiento, y del que también heredó su gusto por la literatura gótica, de donde proviene esa atmósfera fantasmal que envuelve a su fotografía. También se advierten influencias de la fotógrafa de moda Deborah Turbeville y del francés Duane Michals. En cualquier caso, aun bebiendo de distintas fuentes, la obra escapa a cualquier etiqueta y mantiene una extraña singularidad.
Comenzó sus estudios en la Rhode Island School of Design y luego pasó un año estudiando en Roma para terminar en Nueva York.
En sus primeras fotos ya se ve todo su imaginario y estética. Durante nueve años realizó miles de fotografías, en su mayoría instantáneas. En muchas con ella como protagonista y eligiendo el blanco y negro. Se habla de unos 10.000 negativos, de ellos 800 impresos, y algo más de un centenar exhibidos públicamente. Su familia es quien en la actualidad controla este legado.
En sus fotos es habitual ver rostros cubiertos, cuerpos borrosos, en movimiento mediante el uso de exposiciones lentas, ambientes desolados con iluminación natural… También hay muchos desnudos, pero no con un tono erótico.
A menudo planeaba sus fotografías con bocetos con sus ideas.
«Estaba inventando un lenguaje para que la gente viera las cosas cotidianas que yo también veo, y mostrarles algo diferente.»
Francesca Woodman“No hubiera sabido hacer otra cosas que ser artista. Era una artista sin remedio, aunque ella a veces lo dudase”, comenta Betsy Berne, su amiga y compañera del Rhode Island School Design de Providence y de sus últimos años en Nueva York.
Muchos han interpretado su trabajo como un presagio de su suicidio el 19 de enero de 1981 con tan solo veintitrés años, cerrando así una trayectoria breve pero de una intensidad extraordinaria.
“Mi vida en este punto es como un sedimento muy viejo en una taza de café y preferiría morir joven dejando varias realizaciones… en vez de ir borrando atropelladamente todas estas cosas delicadas”. Francesca Woodman
“Francesca era muy excéntrica, el tipo de persona que no deja indiferente, muy brillante, carismática y muy teatral. La gustaba mucho dramatizar y le afectaba todo profundamente. Era muy fuerte, aunque jugaba a ser frágil. Ahora cuando veo la interpretación que se está dando a algunas de sus fotografías me hace gracia. Era bromista y tenía un sentido del humor muy particular. No era tan seria como se la considera ¡Era joven!”, señala Berne.
Su primera gran exposición tuvo lugar en 1986, cinco años después de su muerte, en el Wellesley College Museum. Tras esa primera retrospectiva, el trabajo de Woodman se incluye hoy en colecciones como la del Metropolitan Museum de Nueva York o la Tate Modern de Londres.
Puede rastrearse su influencia en artistas como Cindy Sherman o Nan Goldin, como también en la publicidad y los editoriales de moda.
En su estudio
En el documental de C. Scottt Willis, Los Woodmans, George Woodman hace hincapié en que fue quizás la excesiva vulnerabilidad de su hija el precio a pagar por la belleza de sus imágenes, subrayando que existe un riesgo psíquico en el arte. La tragedia de su hija es para él la mejor prueba de ello. Pero durante su vida Francesca Woodman supo ser la actriz de un drama que ella misma dirigía y mostraba con ambivalencia a través de una serie de imágenes en las que jugaba con aparecer y desaparecer.
Documental
¿Te resultó interesante? ¿la conocías?
Escribí tu comentario.