Natsumi Hayashi es oriunda de Tokio, Japón y crea increíbles fotografías donde siempre se la ve «levitando» en distintos lugares de la ciudad.
Este proyecto de arte contemporáneo nace de su idea de contraponerse a la idea de la frase «Con los pies firmemente plantados en el suelo». También busca explorar la idea de verdad en las percepciones de los espectadores, porque mientras estas fotos muestran que la fotógrafa posó serenamente en el espacio, durante su proceso, Hayashi a veces necesita saltar unos cientos de veces para obtener el tiro perfecto.
«La levitación de hoy» es mi proyecto de autorretrato en curso. Lo ha estado actualizando desde el primer día del año de 2011. En este diario continúa publicando fotos con fechas de ese año para completar un supuesto diario personal fotográfico.
«Trato de no tener mis pies ‘firmemente en el suelo’ en mis fotos de autorretrato para mostrar mi verdadero yo.»
Siempre lleva mi trípode y DSLR incluso cuando va de compras o a una reunión. Después de encontrar la ubicación, configura el equipo, arregla la composición y la cámara con la velocidad de obturación de 1/500 segundos o más para congelar el movimiento del salto, dándole naturalidad a la foto como si de verdad flotara o levitara.
Luego le confío el botón del obturador a mi compañero que cada vez que salto, presiona el botón con una sincronización perfecta.
Natsumi ha confesado que, para algunos de sus trabajos, ha tenido que repetir la toma como unas 300 veces para obtener una buena fotografía. Hasta dice que la han tomado por loca, en muchas ocasiones, por no parar de dar saltos en mitad de sitios públicos como las estaciones de tren o centros comerciales.
«Nuestra sociedad está descubriendo gradualmente que la fotografía no solo muestra la verdad sino que también muestra imágenes falsas. No se trata solo de la manipulación digital con Photoshop, sino también de nuestra larga historia de propaganda fotográfica.»
Lo más importante del salto es que controlando su postura, los espectadores no esperen el aterrizaje. Por ejemplo, las suelas de los zapatos deben estar orientadas hacia el cielo, y sus ojos nunca deben mirar al punto de aterrizaje. Y, por supuesto, mi expresión facial tiene que ser muy tranquila.