Se dice que William Eggleston es el padre de la fotografía a color. En sus inicios trabajaba en blanco y negro como todos los demás ya que en los años `60 el color era totalmente menospreciado por el arte.
Eggleston nació en 1939 en Memphis, Tennessee. Hijo de una acaudalada familia, creció en un entorno privilegiado y seguro. Memphis también es su lugar de trabajo, es en esta ciudad del sur de Estados Unidos donde logra rescatar arte de su aburrida cotidianidad. Juergen Teller cuenta que cuando fue a visitar a este gran maestro, quedó totalmente sorprendido de lo insípido del lugar, realmente “no pasaba nada”. Pero esto se torna interesantísimo al observar el trabajo de Eggleston, quien es experto en transformar “nada” en algo sublime. No hay un momento decisivo como el que buscaba Cartier-Bresson, tampoco hay afán de denuncia ni cuestionamientos políticos, es simplemente su mágico ojo que ve poesía visual donde nadie mas la encontraría.
Hay una historia, muy citada a estas alturas, pero que ilustra muy bien este tema. Su esposa Rose cuenta que el joven William se cuestionaba sobre cómo proceder en su arte viviendo en un lugar donde todo lo que lo rodeaba era tan feo, a lo que un gran amigo respondió “so photograph the ugly stuff” («entonces fotografía las cosas feas»), y Eggleston siguió su consejo. Comenzó a fotografiar en los años ´60, en esos años la cultura americana disfrutaba de un apogeo del consumo que había comenzado tímidamente después de la Segunda Guerra Mundial. Supermercados, estaciones de gasolina, entretenimientos mundanos, fuentes de soda y centros comerciales comenzaron a proliferar en el interior de los Estados Unidos, con una estética global que apelaba a la publicidad barata y que Eggleston, desafiando todos los preconceptos, transformó en algo bello.
«La primera persona a la que admiré fue Henri Cartier-Bresson. Hoy en día aún lo respeto profundamente».
El Momento Decisivo cayó en las manos de un joven William influyendo en gran manera su forma de percibir la fotografía. Otra gran fuente de inspiración para el padre de la fotografía en color fue sin duda Robert Frank con su obra maestra The Americans.
Colores
En los años `60 el color era totalmente menospreciado por ser territorio del vulgar mundo de la publicidad, especialmente la de moda. Nadie que quisiera trabajar esta disciplina de forma seria y artística podía osar en usar color. Pero Eggleston no pretendía seguir las reglas; pronto se cambió al color y su obra se volvió icónica a pesar de que en 1976 en su primera exposición y primera de fotografía a color en el Moma fue absolutamente criticada y vilipendiada.
William Eggleston sólo toma una foto, nunca dos, a veces ni siquiera mira por el lente y siempre, siempre es espontáneo. Este artista no planea escenas ni encuadres, es la vida misma y su cotidianidad moderna la que lo interpela constantemente a hacer clic . Afirma tomar fotos todos los días, deambula una y mil veces por sus familiares lugares, Leica en mano, encontrando novedades infinitas. Pese a lo que en un primer momento pueda parecer, cada una de sus fotografías está estudiada al milímetro. El cuidado del detalle es esencial en el trabajo del artista, que dota de gran importancia a elementos que tienden a pasar desapercibidos en las composiciones.
Raramente fotografía personas, de hecho sus imágenes generalmente dan una sensación de ausencia, de personas que han pasado y luego desaparecido. Esta característica impregna su obra de una extrañeza que abre camino a una sensación inquietante. Pero cuando la ausencia se vuelve presencia, captura a las personas con la misma maestría. Hay una sensación de momento robado en el quehacer común y corriente, estos personajes muchas veces ni siquiera se han dado cuenta que están siendo retratados en el avance de su día a día. Bien sea con la yuxtaposición de tonos cálidos y fríos, con el uso de colores extremadamente saturados, con tonos pastel o mediante el uso de dominantes cálidas durante las horas bajas de sol, la obra de este autor tiene la importancia de romper con la tradición a nivel formal y de contenido.
Él no estaba interesado en las cosas alocadas y raras de la vida. Más bien, se sintió siempre atraído por lo cotidiano, aburrido, banal y quería mostrar la belleza inherente de las cosas que se suelen pasarse por alto. Su búsqueda es estética, se basa en el color, la gama, el contraste, no hay un discurso narrativo o una intensión conceptual en sus imágenes. Esa búsqueda influyó en otros autores reconocidos como la corriente New Color y ha sido referente para muchos otros fotógrafos y cineastas como David Lynch, Nan Goldin, Gus Van Sant o Larry Clark.
A pesar de ser conocido como «el padre de la fotografía en color», no fue el primero en experimentar con ella. Ya en 1861 James Clerk Maxwell utilizaba filtros en verde, rojo y azul para dotar de policromía a sus fotografías. La evolución se inició primero con el calotipo de William Henry Fox Talbot y ya en la década de 1930 con el lanzamiento de las películas Afgacolor y Kodachrome, que colocaron la fotografía en color al alcance del consumidor.
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La fotografia del triciclo es la tapa del primer catalogo que se hizo en color y tiene un precio que parte de los 150.000 euros (o algo asi..,es mucha plata por una foto tan simple,pero,es por lo que representa la imagen dentro del contexto de la fotografia)…,casualmente me entere de esto en un zoom de hace unos meses en BAPhoto, Tiene imagenes muy bellas Eggleston.