Fotos famosas: La foto de la demanda

El estadounidense Philip-Lorca DiCorcia es un fotógrafo con un estilo particular. Mucho de su trabajo se basa en fotos donde utiliza luz artificial pero en ambientes callejeros.

En varias de sus series utiliza cámaras analógicas de formato medio y grande, con la ayuda de trípode y flashes. El resultado son imágenes casi cinematográficas donde el modelo ocasional se destaca entre la multitud y creando arte.

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Su técnica

DiCorcia ubica los elementos en lugares estratégicos para encontrar gestos de los transeúntes o situaciones que puedan suceder. Una mezcla de premeditación y azar propia de la foto callejera.

«Siempre he utilizado iluminación artificial. Siempre he superpuesto un cierto sistema sobre el mundo que observo. Pero no creo que los flashes electrónicos supongan una modificación de la realidad mayor que el blanco y negro.»

El fotógrafo no conoce a los retratados, cualquiera puede ser parte de sus fotos. Y como es un artista reconocido, ese rostro puede terminar en una de sus muestras.

Este es el caso de las fotos que tomo en 1999 para su serie de fotos en el Times Square denominada «Heads» (Cabezas), una en particular después de la exposición en la galería Pace/Mac Gill en Chelsea causó un revuelo.

«Diga whiskyyy!»

“Cabeza No. 13, 2000” de Philip-Lorca DiCorcia.

Cuando Erno Nussenzwieg, un comercianete de diamantes retirado y judío ortodoxo vio su foto al año siguiente en el catálogo de la exposición (Cabeza No. 13, 2000), llamó a su abogado y demandó a DiCorcia y a Pace por exhibir y publicar su retrato sin permiso. También, por obtener una ganancia económica con él.

Lo que pretendía es detener sus ventas y publicaciones, pero también un pago de 500.000 dolares por daños compensatorios y 1.500.000 por daños y perjuicios.

Demanda

Afortunadamente para el mundo fotográfico esta demanda fue descartada por un juez de la Suprema Corte del estado de Nueva York. El mismo consideró que el derecho del fotógrafo a expresarse artísticamente estaba por encima del derecho a la privacidad de un individuo. Para muchos artistas, el hecho de que el caso haya llegado tan lejos resultó de gran relevancia.

La práctica de la fotografía callejera tiene una larga tradición en los Estados Unidos, tanto en el área artística como documental, en grandes ciudades y pequeños pueblos. Los fotógrafos, por lo regular, deben obtener un permiso para fotografiar dentro de una propiedad privada —incluyendo recepciones de hoteles y restaurantes— pero la libertad para fotografiar en público se da por hecho desde hace mucho tiempo. Sin ella, Lee Friedlander no hubiera recorrido las calles de Nueva York fotografiando desconocidos, y Walker Evans nunca hubiera producido sus series de retratos en el metro en los años cuarenta, y un largo etcétera.

Video

Podes buscar más información sobre otras interesantes series fotográficas que DiCorcia a producido como A Storybook Life, Streetwork, East of Eden, Hustlers, Lucky Thirteen...

Si bien esto es aplicable a Estados Unidos, en Argentina existe una ley similar: Link

«Es libre la publicación del retrato cuando se relacione con fines científicos, didácticos y en general culturales, o con hechos o acontecimientos de interés público o que se hubieran desarrollado en público.»
Art. 31 del Régimen de propiedad intelectual Nacional.

¿Que te parece la posibilidad de hacer fotos a desconocidos?

 

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